Playas paradisíacas, aguas cristalinas, imágenes de portada de revista y todo esto y mucho más es verdad, pero también es verdad que muchas otras cosas han cambiado a lo largo de los años.
Recuerdas cuando te contaban que venir aquí era la «ostia», un buen rollo increíble, fiestas en la playa, chiringuitos a buen precio y un rollo surfero que buah… le gustaba a cualquiera.
Pues todo eso puede seguir, pero no tan «guai» como antes. Quienes formaban esa tribu de gente que buscaba lo diferente, pensar diferente y disfrutar de otras cosas que no fueran lujos, ahora lo tienen más difícil.
Prohibiciones para todo, sobre todo si viajas en tu furgoneta, totalmente legal, (papeles, documentación, seguro, homologación…) pero claro tuviste esa idea de libertad, la idea de venir a un lugar en el que eras bien recibido y bien recibido eres pero no por la administración y sus largos tentáculos que tanto abarcan.
La libertad que te da el vivir o desplazarte en una furgoneta, se ve reprimida por leyes absurdas que no hacen más que empobrecer a quienes viven todo el año y se lucran de este modo de vida.
Un modo de vida que le ha dado el nombre que tiene a la zona, sus playas también, su gente, su ambiente… pero nada de esto puede ser lo que es sin esas personas que dan vida a esas playas a esos chiringuitos…
Vayas por donde vayas te encuentras carteles del estilo al que ves, unos así, otros en tono amenazante y otros que incluyen más palabras para aclarar el mensaje (vehículo vivienda, vehículo adaptado…)
Quienes tienen que hacer cumplir la ley, deberían de saber que su sueldo sale de quienes viajan, pagan impuestos… no hay un árbol que golpeas y cae dinero, es mi dinero y el de otros tantos, el que llena esa caja del que sale el suyo.
Pero ellos no son culpables, ellos son parte del tentáculo, por encima de ellos están alcaldes, en su mayoría con dudosa trayectoria, incluso presidentes que no eran ni elegidos para apuntar en la pizarra quien hablaba en clase.
Aún y con todo esto, que no aparece en televisión, miles de anuncios te invitan a venir, pero no leen la letra pequeña, prácticamente en la totalidad de la provincia, está prohibido casi como norma número uno el que puedas dormir en tu casa, siempre y cuando no pases por caja. Una caja que cada día estará más vacía.
«EL RICO LE VENDE AL POBRE UN FUTURO O PROMESA Y CUANDO CONSIGUE SU OBJETIVO, EL POBRE SIGUE SIENDO POBRE.
UN RICO NO ES RICO, SIN LAS MANOS DEL POBRE» – Mendrugo-
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