Lo primero que a uno le viene a la mente cuando estucha la palabra «parar» es detener el tiempo. Pero claro nadie puede parar el tiempo.
Desde siempre el ser humano a buscado maneras de detener el tiempo, maneras de alargar su vida. Aunque en algunas civilizaciones se veía la muerte como parte de la vida y era sólo una transición.
Yo hago todos los días un ejercício que consiste en parar, parar mientras todo sigue a mi alrededor, lo utilizo para escucharme a mi mismo y preguntarme si lo que estoy haciendo es realmente lo que quiero hacer.
Me pregunto por ejemplo: si estoy contento con mi trabajo, como estoy gestionando mi tiempo… y si la respuesta es no. Automáticamente empiezo a buscar objetivos para cambiar eso que no me gusta.
El tiempo lo tenemos organizado de una manera que no es natural, trabajamos 11 meses al año y sólo disfrutamos 1 mes, en el mejor de lo casos. Con la escusa de… es lo que hay, la vida es así…
Algo que no es normal… lo hemos convertido en «normal». Sin tener en cuenta que el ser humano es nómada por naturaleza, por ese motivo tenemos la necesidad de viajar y cambiar de aires cada cierto tiempo. (1 mes al año).
Cuando alguien como yo se plantea cambiar su forma de vida, todos… o casi todos te intentan convencer de lo contrario, es un gesto provocado por la masa. Pero claro que es posible, es posible vivir cambiando ese sistema de vida, que hace que consumas tu vida sin disfrutar de ella.
No es fácil, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, pero la vida que tu tienes… ¿también verdad?, sólo cambias como son, pero días buenos y malos… todos tenemos.
«SI NO ESTÁS CONTENTO CON LO QUE ESTÁS HACIENDO, PARA, PIENSA Y HAZ LO QUE TENGAS QUE HACER PARA CAMBIAR ESO»
Mendrugo